lunes, 8 de julio de 2013

CONOCER EL CEREBRO ES ENCONTRAR LA LLAVE DE LAS EMOCIONES Y LA PUERTA DEL CONOCIMIENTO

La corteza frontal del cerebro es el mapa del tesoro de la conciencia, la brújula de la existencia y el quid de la cuestión de la vida humana. Merced a ella apreciamos nuestra propia identidad y la distinguimos de la ajena, conocemos la parte de realidad de las cosas que nos permite interactuar con ellas y sabemos como evolucionar en el conocimiento de lo que es propio y ajeno.

La genética del cerebro explica las funciones que este realiza, establece el mecanismo de acción y respuesta  de las células y mediante el epigenoma actualiza en un tiempo y un espacio concretos la dimensión real de cada una de las posibilidades que existen en un circuital específico dentro de una configuración determinada de la estructura cerebral.

Recientemente los científicos cuyos estudios enlazamos a continuación han descubierto los mecanismos de evolución del epigenoma y de los circuitos cerebrales sobre los que actúa su funcionamiento. En esta singladura desde los primeros momentos de formación del ser humano hasta el fin de la adolescencia se han demostrado diferentes cambios que conforman la estructura del cerebro en la edad adulta.

Conociendo estas transformaciones tenemos un punto de referencia imprescindible para comprender cómo se producen los mecanismos del aprendizaje y entender cómo fortalecerlos y enfrentarnos a las deficiencias que distorsionan o impiden la adquisición de determinados conocimientos, para adentrarnos en el universo de las emociones y los sentimientos y entender la producción de determinadas enfermedades psiquiátricas y para comprender que la inestabilidad de la adolescencia tiene algo que ver más allá de cambios hormonales e identificaciones con grupos sociales.

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