2. No es el mejor momento para el ocio. Prioriza y sé consecuente con lo que de verdad te interesa.
3. Ningún repaso es posible sin lápiz y papel y menos con música y atención dispersa a móviles y elementos tecnológicos. Los horarios de dicho repaso en ningún caso pueden ser inferiores a dos horas por día ni superiores a ocho; la mente tiene unas reglas de juego y aprendizaje.
4. Nada de sustancias nocivas. Aunque pueden en un primer momento incrementar de manera puntual la memoria, su recorrido es impredecible y los efectos devastadores. No hay ni habrá en las coordenadas del mundo que nos toca vivir trasplantes de cerebro.
5. Una hora al día de ejercicio que no tiene por qué ser deporte ni implica pasar una mañana entera en el gimnasio.
6. Cuida la alimentación. Al menos no pueden faltar en la dieta manzanas, miel, nueces, pescados azules y aceite de oliva. En el examen no olvides llevar algún caramelo o barra de cereales si su duración supera los cuarenta y cinco minutos para evitar la fatiga intelectual proveniente de los picos descendentes de glucosa.
7. Antes de empezar a estudiar y cualquier examen es preciso relajarse y a continuación concentrarse.
8. No contestes lo que no sabes, no inventes pero tampoco dejes preguntas en blanco. Expresa con claridad lo que sabes y fundamenta este conocimiento, salvo en los exámenes tipo test.
9. Cuida la letra, la presentación, el lenguaje, las formas de expresión comparativas donde predomine la relación de datos y la maduración de un pensamiento.
10. Controla los tiempos y distribúyelos de manera adecuada entre las distintas preguntas del examen dando prioridad a las que más puntúan.
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