ENSEÑANDO DESDE LA LIBERTAD PARA
DECIDIR.
Ayer fue un día muy productivo con nuestros alumnos de Primero de Primaria en el Instituto Tecnológico de Málaga, estamos acabando las relaciones lógicas dentro del pensamiento científico y pronto comenzaremos con el pensamiento matemático. Les daré el mismo programa que impartí en la facultad de Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid a un grupo de niños en el año 2009 cuando enseñábamos después de haber firmado un convenio con dicha entidad.
Aprender
a pensar significa aprender a decidir. Saber relacionar un
árbol con la madera que produce o con los frutos que da es tan
importante como conferir contenido al concepto árbol y aprender a
leerlo y escribirlo de manera correcta.
Me preguntaba una madre de estos niños
sobre lo que hacemos en clase y aunque ya en el año 2003 publiqué
una Trilogía con Ediciones del Laberinto donde incluí una Guía
para padres sobre este tema. le respondí que en Sapientec los niños
aprenden a pensar; es decir a incorporar a su propia experiencia
conceptos, a entender de qué están formados y para qué sirven.
Utilizamos el dibujo como fórmula para
plasmar conceptos, también la expresión oral y pronto comenzaremos
con el debate y la argumentación. Después aprenderán a relacionar
números con cantidades y a trabajar con medidas y proporciones.
Es un gran regalo observar la cara de
cada niño cuando nos dice “¡espera, que ya lo tengo!” o
cuando se pelean por responder todos a una misma pregunta o ver los
dibujos que hacen y cómo van mejorando su forma de relacionar ideas
y aumentando su capacidad de discurso y raciocinio.
Por cierto, me preguntaba otra madre,
desconocedora de lo que hacemos, si Sapientec no es peligroso o
nocivo. Que me respondan: ¿qué peligro tiene enseñar a un niño a
pensar, a elegir, a conocer el significado de las cosas, a tomar sus
propias decisiones....? Sí, pensándolo bien tiene un gran peligro
y un precio: la libertad, que es el pasaporte hacia la felicidad.
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