Publicado en El Mundo
La mala educación (madrileña)
27JUL 2011 17:24
María Casado.- “¡Qué bonito es todo cuando se ve desde fuera!. Pero la realidad de lo que está ocurriendo dentro de la educación en la Comunidad de Madrid no es tan maravillosa como la pintan. Si bien se pide una educación de calidad para los alumnos madrileños, todavía no son comprensibles los criterios de selección de los profesores para diversas materias. ¿Cómo puede ser que se estén contratando profesores interinos especializados en inglés y con una nota de corte inferior a cinco para ocupar tutorías en los colegios públicos de la Comunidad de Madrid?. A las pruebas me remito. Ayer, día 26 de Julio, han sido publicadas las adjudicaciones de vacantes para el próximo curso escolar. La mayoría de los profesores que serán empleados son inetrinos de inglés cuyo nivel de idioma (tanto oral como escrito), se corresponde, practicamente, con el de sus fututros alumnos de primaria. Además, dichos 'profesores de inglés' ocuparán plazas de primaria, mientras que los maestros de primaria, con una nota de corte superior a ocho, se quedarán sin trabajo para el curso que viene.
Una educación bilingüe es correcta y enriquecedora, pero con profesionales y sin descuidar al resto de las áreas .La mayoría de los alumnos de los centros públicos de Madrid, presentan carencias en las áreas instrumentales: lengua y matemámáticas y, en gran medida, se debe a que se están contratando a dichos profesores de inglés para impartir estas materias, en las que ni ellos mismos tienen adquiridos los conocimientos ni la metodología apropiada para poder ser transmitidos a sus alumnos.
Creo que todo esto debería hacer reflexionar a nuestra 'querida' Lucía Figar. Palabra de una 'profesora definitiva”.
El fin está claro que nunca justifica los medios pero rizar el rizo es pensar llegar a un fin con medios cuanto menos dudosos y cuanto más negligentes, chapuceros e inauditos. Hasta que los que enseñan no tengan la cualificación y la autoridad que proporciona el saber, la experiencia y la capacidad de empatía con los alumnos es cierto que no se puede ni tan siquiera sospechar que se pueda llegar a que alguien aprenda. Pero la cenicienta de la educación pública sigue condenada al hollín de la ignorancia porque parece que el príncipe del derecho fundamental a la educación sólo está accesible a los que cuentan con importantes recursos económicos. Hasta que no exista una educación de calidad para todos está claro que la educación para la excelencia sólo es una burla amarga.
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