El conocido y prestigioso periodista Martín Prieto dedicó hace unos días un intenso artículo sobre mi último libro. Si no habéis tenido la oportunidad de leerlo, aquí os lo dejo completo:
Desde muy pequeña, Marta Eugenia Rodríguez de la Torre tropezó con problemas escolares. Tuvo la suerte de que a los seis años sus padres, maestros y psicólogos entendieran que la niña tenía algo de excepcional y tras análisis y pruebas le encontraron un cociente intelectual de 218, que la colocaba en la estratosfera mental. Por encima de Albert Einstein. De 90 a 100 podríamos hablar de un C. I. bajo; de 100 a 110, estándar; hasta 120 empieza a ser alto; y a partir de 130 estamos ante personas superdotadas. Por eso, Marta Eugenia no aprendía nada en una escuela convencional. La rigidez académica de la Universidad española la obligó a marchar a EE UU, donde se graduó en una veintena de especialidades, decantándose por el estudio del cerebro humano y la neurociencia, e impartió más de seiscientas conferencias. De regreso a España desarrolló el método «Sapientec» sobre aprendizaje y estimulación de la inteligencia, y el «Babysapien» para mujeres embarazadas y menores de tres años. Mientras no se evalúe a otra superior, Marta es la mujer más inteligente de España, a menos que la rebase Belén Esteban y su cinturón de asteroides. Para su felicidad, no es popular, ni siquiera conocida, y, aún siendo de León y apellidándose Rodríguez, jamás será ministra de cuota de Zapatero: es obesa, gasta gafas, viste de trapillo, no milita en el feminismo de boutique y sabe que los fetos son susceptibles de enseñanzas como seres humanos en formación. La autora ha publicado media docena de libros en inglés y español y edita en Planeta su última obra, «Todo sobre el cerebro y la mente», apasionante viaje al conocimiento, los sentimientos y el aprendizaje.
El aprendizaje especialmente interesante es su tesis sobre los nasciturus. Dentro de un desarrollo integral de los sentidos de los bebés, y al respecto del aprendizaje, es preciso reseñar que, ya en el interior del vientre de la madre, el cerebro de los fetos, a través de un programa de estimulación cognitiva, puede aprender y recordar la información adquirida. La científica Cathelijne Van Heteren y sus colegas del Hospital Universitario de Maastricht han utilizado observaciones de determinados estímulos vibratorios y acústicos para comprobar la memoria fetal de los estímulos en el útero.
Estimulación al feto
Descubrieron que en la semana 37 de gestación los fetos contaban con la capacidad de recordar la información procesada mediante estímulos de naturaleza auditiva, aunque en algunas ocasiones era preciso repetir los patrones de información emitidos. Y es más, el cerebro es capaz de responder a la voz de la madre, como ha expuesto Barbara Kisilevsky, doctora en ginecología de la Queen’s University de Canadá, quien ha realizado con su equipo una investigación en la que se evidencia que, de la misma manera que el corazón de los adultos se acelera en presencia de una persona por la que se siente afecto, el latido cardiaco del futuro bebé también aumenta cuando escucha los sonidos provenientes de la voz de su madre.
La estimulación mediante los sentidos también es posible de forma intrauterina. El feto puede aprender dentro del vientre materno, es capaz de registrar las emociones y de modular su aprendizaje hacia cotas de eficacia cuando éstas le proporcionan un grado de bienestar que le produce confianza. Marta Eugenia Rodríguez de la Torre tiene 41 años, permanece soltera y le ronda la idea de adoptar a un niño negro, que aún no sabe que la gracia de la suerte le va a acariciar con su varita.
Desde muy pequeña, Marta Eugenia Rodríguez de la Torre tropezó con problemas escolares. Tuvo la suerte de que a los seis años sus padres, maestros y psicólogos entendieran que la niña tenía algo de excepcional y tras análisis y pruebas le encontraron un cociente intelectual de 218, que la colocaba en la estratosfera mental. Por encima de Albert Einstein. De 90 a 100 podríamos hablar de un C. I. bajo; de 100 a 110, estándar; hasta 120 empieza a ser alto; y a partir de 130 estamos ante personas superdotadas. Por eso, Marta Eugenia no aprendía nada en una escuela convencional. La rigidez académica de la Universidad española la obligó a marchar a EE UU, donde se graduó en una veintena de especialidades, decantándose por el estudio del cerebro humano y la neurociencia, e impartió más de seiscientas conferencias. De regreso a España desarrolló el método «Sapientec» sobre aprendizaje y estimulación de la inteligencia, y el «Babysapien» para mujeres embarazadas y menores de tres años. Mientras no se evalúe a otra superior, Marta es la mujer más inteligente de España, a menos que la rebase Belén Esteban y su cinturón de asteroides. Para su felicidad, no es popular, ni siquiera conocida, y, aún siendo de León y apellidándose Rodríguez, jamás será ministra de cuota de Zapatero: es obesa, gasta gafas, viste de trapillo, no milita en el feminismo de boutique y sabe que los fetos son susceptibles de enseñanzas como seres humanos en formación. La autora ha publicado media docena de libros en inglés y español y edita en Planeta su última obra, «Todo sobre el cerebro y la mente», apasionante viaje al conocimiento, los sentimientos y el aprendizaje.
El aprendizaje especialmente interesante es su tesis sobre los nasciturus. Dentro de un desarrollo integral de los sentidos de los bebés, y al respecto del aprendizaje, es preciso reseñar que, ya en el interior del vientre de la madre, el cerebro de los fetos, a través de un programa de estimulación cognitiva, puede aprender y recordar la información adquirida. La científica Cathelijne Van Heteren y sus colegas del Hospital Universitario de Maastricht han utilizado observaciones de determinados estímulos vibratorios y acústicos para comprobar la memoria fetal de los estímulos en el útero.
Estimulación al feto
Descubrieron que en la semana 37 de gestación los fetos contaban con la capacidad de recordar la información procesada mediante estímulos de naturaleza auditiva, aunque en algunas ocasiones era preciso repetir los patrones de información emitidos. Y es más, el cerebro es capaz de responder a la voz de la madre, como ha expuesto Barbara Kisilevsky, doctora en ginecología de la Queen’s University de Canadá, quien ha realizado con su equipo una investigación en la que se evidencia que, de la misma manera que el corazón de los adultos se acelera en presencia de una persona por la que se siente afecto, el latido cardiaco del futuro bebé también aumenta cuando escucha los sonidos provenientes de la voz de su madre.
La estimulación mediante los sentidos también es posible de forma intrauterina. El feto puede aprender dentro del vientre materno, es capaz de registrar las emociones y de modular su aprendizaje hacia cotas de eficacia cuando éstas le proporcionan un grado de bienestar que le produce confianza. Marta Eugenia Rodríguez de la Torre tiene 41 años, permanece soltera y le ronda la idea de adoptar a un niño negro, que aún no sabe que la gracia de la suerte le va a acariciar con su varita.
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