viernes, 25 de abril de 2008

Los eslabones no perdidos de la historia

El jueves, realizamos la mayor parte de nuestro trabajo en el aula informatizada. De la mano de Mendel hemos ido más allá de la evolución de las especies de Darwin recalando en la historia de la genética y sus implicaciones científicas y en la historia de la agricultura. Entre unas y otras se produce la deriva continental de una historia de la humanidad salpicada de acontecimientos donde el hombre nunca ha sido lo más importante, por mucho que nos empeñemos y donde la sed de poder se ha tragado con mayor o menor fortuna la sed de saber, de conocer, de lograr las mejores condiciones para el desarrollo integral de la persona humana. Pienso que existen demasiados eslabones, cadenas incompletas de ADN en la intrahistoria de los pueblos, excesivos espejos fragmentados y microscopios polvorientos ante la expectante semblanza de las espadas levantadas. Mientras los ordenadores echan humo y los por qué de los alumnos se desgranan yo siento no tener respuestas para los eslabones perdidos de la ciencia, para las obras de arte no realizadas por el desempeño de las guerras, para las cabezas cortadas como las de Lavoisier y para tantas teorías científicas que no llegarán a nacer ahogadas por el estrépito de las ametralladoras. Porque siempre que alguien muere de hambre o vive en el miedo hay un por qué no contestado, una página en blanco que no será rellanada en el libro de la historia.

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