He tenido que dejar pasar unos días abrumada por las consecuencia devastadoras que la naruraleza ha dejado en Birmania y en China para poder analizar los sucesos ocurridos y plantear vías que permitan avanzar en la búsqueda de soluciones para prever estos cataclismos. Duelen en la vista y dentro del alma las personas atrapadas bajo los escombros que ha dejado el seísmo y las que huyen de las lluvias torrenciales. Recuerdo que cuando la humanidad entera se vio conmocionada por el tsunami que arrasó buena parte de Tailandia y países limítrofes algunos animales se dieron cuenta de la inminencia de la debacle y huyeron, también que en las minas de carbón se utlizaban hace un siglo pájaros para ver cuando las emanaciones de gases podían resultar letales para los seres humanos... Los animales tienen desarrollado un sistema sensorial que les permite anticiparse a la naturaleza o tal vez analizar con suficiente antelación indicios que aventuran la inminencia de catástrofes naturales.
Es preciso con las técnica que explico en clase idear mecanismos que permitan poner a buen recaudo a las personas, cuanto menos cuando suceden estas tragedias y en un escalón futuro incidir en climas y equilibrios ecológicos para minimizar resultados.
1 comentario:
Buenos días.
Al leer su texto no puedo dejar de notar que cuando hace referencia a los animales se nos distancia a los "humanos" como si fueramos distintos. Y por tanto me resulta curioso que por el simple hecho de que nosotros, en nuestra inmensa mayoría, hayamos dejado de sentir la naturaleza veamos a los otros animales como distintos, pues ellos sí sienten. Lo que intento decir es que si nosotros somos y hemos sido siempre animales, es curioso que necesitemos de otros animales que sí han conservado intacta su capacidad de sentir. Esta es una de mis mayores frustraciones.
Que le permitan a uno expresarse sin tapujos siempre es una tentación irresistible.
Gracias por sus textos.
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