Estoy leyendo los trabajos que mis alumnos han presentado al finalizar el curso en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos y la verdad es que me siento muy orgullosa de ellos; han hecho un gran esfuerzo en época de exámenes y han puesto lo mejor que llevan dentro para avanzar en la búsqueda que implica el conocimiento. Además han planteado vías de acceso al saber desde una postura ética de análisis y reflexión que nos permite vislumbrar no solo el nacimiento de nuevos científicos sino también de novedosas inquietudes.
Así Daniel Guerrero Sanz en su estudio sobre las mejoras genéticas para adaptar las plantas agrícolas a la falta de agua o a las aguas salobres, a las modificaciones de temperatura y a los suelos ácidos y alcalinos me hace pensar que es posible conseguir cultivos que beneficien a las regiones del planeta más necesitadas de alimentos y más depauperadas por una adversa climatología. Cuando Javier Quintana Sánchez analiza en su trabajo los tejidos vegetales celulares y los factores, como la mano del hombre, que determinan en cierta medida su composición abre la puerta a formas y fórmulas que posibiliten una estructura celular vegetal más resistente. En este fascinante periplo si nos adentramos con Enrique Huesca Santiago en la Adaptación de la planta de arroz a los suelos no inundados y cuyo objetivo es cómo limpiar los suelos contaminados con trinitrotolueno gracias a una planta de tabaco genéticamente modificada vemos cómo es posible incidir en una mayor producción agrícola mediante un acondicionamiento apropiado de los suelos. En el interesante estudio de Rubén Beldad Guzmán sobre la composición química de las plantas y la celulosa dentro de los usos médicos avanzamos en el planteamiento de hipótesis que dentro de una terapéutica pueden resultar relevantes para el ser humano. Con María Jesús Hernández González en su estudio sobre el reino vegetal y su clasificación de plantas monocotiledóneas y dicotiledóneas según el ecosistema donde su producen y las manipulaciones que se pueden producir en su desarrollo abrimos la puerta a una sistemática que nos permite una mejor clasificación botánica.
Como veis este curso ha dado mucho de sí. Pronto os comentaré las investigaciones realizadas en la Escuela de Arquitectura Técnica para compartir con vosotros nuevas conquistas en el saber científico.
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